Santos que transmiten la misericordia de Dios

El pasado 4 de febrero por la tarde, Roma recibió los cuerpos de dos grandes Santos confesores: el P. Pio de Pietrelcina y el P. Leopoldo Mandic. El Papa Francisco escogió a estos dos santos como ejemplos de confesores durante este Jubielo de la Misericordia y pidió que sus restos fueran trasladados a Roma y estuvieran expuestos en la basílica de San Pedro.

Los cu_C811593erpos llevados en urnas transparentes fueron recibidos en la parroquia de San Salvatore in Lauro, situada a poco más de un kilómetro del Vaticano. Algunos religiosos legionarios de Cristo estuvieron presentes y tuvieron la oportunidad de ayudar con el recibimiento de los cuerpos y como ministros extraordinarios de la comunión en la misa que se celebró en la iglesia. También hubo sacerdotes legionarios administrando el sacramento de la reconciliación a las personas que acudieron a la celebración.

Cabe señalar que en la parroquia de san Salvatore in Lauro hay legionarios que ayudan con la catequesis y organizan periódicamente misiones de evangelización con los fieles de la parroquia.

Al día siguiente, 5 de febrero también por la tarde, se trasladaron los cuerpos hacia la Basílica de San Pedro y fueron colocados en la nave central, frente al Altar de la Confesión, para la veneración de todos los que asisten a la Basílica para el Año de la Misericordia. Allí permanecerán hasta el día 11 de febrero.

«Para mí el P. Pío es un ejemplo de misericordia por la dedicación, por el tiempo que pasaba en el confesionario_C618597, por la vida que dedicó a ese ministerio, a ese sacramento. Y en mi preparación como futuro sacerdote me ayuda a pensar en el instrumento que Dios me pide que sea para llegar a las almas», comentó el H. Francesco Pícaro, LC al participar en los eventos.

El H. Estanislao Ormaeche, L.C. comentó que «esta experiencia nos ayuda a aprender de estos dos santos que nos enseñaron a reconocer lo que Dios puede hacer en nosotros a pesar de todos nuestros límites». Y añadió: «somos pecadores pero existe un Dios que nos ama, nos perdona, quiere lo mejor para nosotros y nos acoge, estos dos santos nos recuerdan esto».