El celibato por el Reino a la Luz de la Vocación Universal a la Santidad… y otros artículos
Semillas de Espiritualidad, Septiembre 2016
“El hombre no puede vivir sin amor”. La vocación al amor es una experiencia indiscutible propia de toda persona. De hecho, todos tenemos una vocación. Bien sabemos que la llamada universal a la santidad es la vocación que todo bautizado posee a la comunión con Dios y en Él con todos los hombres y la creación. En eso consiste la vocación al amor en cuanto Dios nos comunica su propio amor de caridad en el que se nos entrega Él mismo en su Hijo por el Espíritu Santo. Este es el designio amoroso de Dios desde el origen de la creación y tiene su expresión tan bella en la realidad de haber sido creados a Su imagen y semejanza. Es decir: somos seres racionales y relacionales, libres, capaces de amar y también de rechazar nuestra identidad más profunda. Es este el ámbito de la experiencia del pecado. De ahí la necesidad de redención de toda persona humana, que nos hace capaces de la comunión con Dios en Jesucristo mediante la acción del Espíritu Santo…