Miércoles 16 de septiembre – ¿Cómo quiero ser salvado?
Santos Cornelio, Papa y Cipriano, obispo, mártires.
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, envía a tu Espíritu Santo para iluminar mi oración. No quiero que te vayas nunca de mi corazón, porque sin Ti mi vida sería oscura y llena de confusión. Contigo todo es luz; por tu inmensa misericordia mi mente y mi voluntad encuentran el rumbo que hoy debe tomar mi vida: ¡el que Tú quieras!
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 7, 31-35
En aquel tiempo, Jesús dijo: «¿A quién se parecen los hombres de esta generación? ¿A quién se parecen? Se parecen a esos niños que se sientan a jugar en la plaza y se gritan los unos a los otros:
‘Tocamos la flauta y no han bailado, cantamos canciones tristes y no han llorado’.
Porque vino Juan el Bautista, que ni comía pan ni bebía vino, y ustedes dijeron: ‘Ese está endemoniado’. Y viene el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: ‘Ese hombre es un glotón y un bebedor, amigo de publicanos y pecadores’. Pero sólo aquellos que tienen sabiduría de Dios, son quienes lo reconocen».
Palabra del Señor.
Reflexiona lo que Dios te dice en el Evangelio (te sugerimos leer esto que dijo el Papa).
Y así se entienden los diálogos fuertes de Jesús, con la clase dirigente de su tempo: se pelean, lo ponen a la prueba, le ponen trampas para ver si cae, porque se trata de la resistencia a ser salvados. Jesús les dice: “Pero yo no les entiendo” y señala que ellos “son como aquellos niños: hemos sonado la flauta y no han bailado; hemos cantado un lamento y no han llorado. ¿Pero qué quieren? ¡Queremos salvarnos como nos gusta!”. Es siempre este el cierre al mundo de Dios.
Por el contrario, el ‘pueblo creyente’ el cual entiende y acepta la salvación traída por Jesús. Salvación que al contrario, para los jefes del pueblo se reducía en sustancia a cumplir los 613 preceptos creados por su fiebre intelectual y teológica.
Ellos no creen en la misericordia ni en el perdón: creen en los sacrificios. Misericordia quiere, no sacrificios. Quieren que todo esté bien acomodado, bien ordenado, todo claro. Este es el drama de la resistencia para la salvación. También nosotros, cada uno de nosotros tiene este drama dentro de sí.
Pero nos hará bien preguntarnos: ¿Cómo quiero ser salvado? ¿A mi manera? ¿Con una espiritualidad que es buena, que me hace bien, pero que está fija, tiene todo claro y no hay riesgo? O del modo divino, o sea en la vía de Jesús, que siempre nos sorprende, que siempre nos abre las puertas a aquel misterio de la omnipotencia de Dios, que es la misericordia y el perdón. Nos hará bien pensar que este drama está en nuestro corazón. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 3 de octubre 2014, en Santa Marta).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal, ¿qué? El que más amor implique… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy me esforzaré para percibir las necesidades de otra persona, alguien en particular. Después voy a tratar de hacer lo que pueda para ayudarla, si es posible, como lo haría Cristo, sin llamar la atención.
«Todo aquel que predica para recibir recompensa de alabanza o de premio, no hay duda de que se priva de la recompensa eterna.»
(San Gregoria Magno, Homilía 17 sobre los Evangelios)