El P. Francisco Hernández Nuño, LC, lo tiene claro: “Es un privilegio tener una vocación sacerdotal o consagrada en la familia”. Lo sabe por propia experiencia, ya que él ingresó en el Centro Vocacional, en la apostólica, de la Legión de Cristo y tiene dos hermanas consagradas en el Movimiento Regnum Christi. LomásRC lo ha entrevistado y nos ha explicado cómo en Sevilla están promoviendo la búsqueda de la plenitud vocacional: primero como cristianos, después a donde Dios les llame a cada uno: al matrimonio, al sacerdocio o a la vida consagrada.
El P. Francisco es de un pueblo de Jalisco, México; pero su relación con España ha sido muy estrecha: 4 años formándose en Salamanca, más tarde 4 años de prácticas apostólicas en el ECyD de Madrid, y actualmente ya lleva 4 años como capellán en Highlands School Sevilla.
Cuando el padre llegó a Sevilla descubrió que en general se tenía una visión negativa de la vocación sacerdotal o al menos él así lo experimentó: “Casi era una desgracia que un hijo sintiera esa llamada”. De hecho, cuenta, “que las primeras veces que invitó a conocer la Apostólica a algunos chicos, los padres de familia se asustaban. Hablar de una posible vocación sacerdotal entre los hijos no era un tema cómodo” .
La belleza de la vocación
A su parecer esa visión no era correcta, así que se reunió a un grupo de familias que percibieran la importancia y belleza de la vocación sacerdotal y la vida consagrada, para que ayudaran a irradiar una visión positiva de esta llamada de Dios. Lo primero que les dijo fue: “No busco que vuestros hijos entren en el seminario. Eso está por encima de nosotros. La vocación la da Dios cuando quiere, a quien quiere y como quiere”.
“Hay que ayudar a que cada uno alcance su plenitud vocacional –continúa-, pero como lo normal es que el matrimonio sea la vocación de todo el mundo, el chico o la chica que sienta la llamada al sacerdocio o la vida consagrada se sentirá un bicho raro y los padres de ese chico o chica lo mismo. Necesitan de seglares de fe que los acompañen a discernir ese atractivo interior y les descubran su belleza. Por eso, nosotros vamos a especializarnos en acompañar estas vocaciones dentro de la Iglesia. No necesariamente debe ser a la vida legionaria o consagrada en el Regnum Christi, sino a donde Dios llame a cada uno. Eso no lo decidimos nosotros”.
Seglares que quiten obstáculos
A estos grupos, el P. Francisco los comenzó a llamar Círculos de Acción Vocacional (CAV), y en ellos “queremos hacer varias cosas: la más importante es rezar por las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada. Con esto ya es suficiente. No necesitamos más. Jesús nos pidió que rogáramos al dueño de la mies… pues es Él realmente quien siembra la semilla y hace crecer la flor de la vocación».
No obstante, explica el P. Francisco, «Dios también quiere tener jardineros que le ayuden a preparar la tierra y a quitar los obstáculos que frenan el desarrollo de esas plantitas….por eso surge otra necesidad: ofrecernos como jardineros de Dios, ser esos instrumentos de Dios para irradiar en nuestro entorno esa visión positiva de la vocación y dejarnos usar por Dios para ayudar en concreto como Él nos lo muestre. Donde hay fe auténtica, se ve esta realidad con sencillez y sin prejuicios”.
Está claro que todo necesita un apoyo, y ese apoyo viene de la mano de la formación. Así que la tercera acción de los CAV es tener encuentros de formación que les preparen “para dar razón de su fe”. Se reúnen periódicamente para profundizar en algún aspecto de la vocación cristiana, desde lo más general que es la llamada a la santidad, a lo particular que es la llamada de Dios a servirle en un estado de vida concreto: sacerdocio, consagración o matrimonio.
“Una vez hecho esto –explica el P. Francisco-, dijimos que el Espíritu Santo ya nos haría ver por dónde quiere que vayamos”.
Sin sacerdotes no hay vida cristiana
El P. Hérnández Nuño nos comenta que es fundamental que todos nos impliquemos en la búsqueda de vocaciones: “Si no hay sacerdotes, ¿qué pasa? No hay sacramentos. Y si no hay sacramentos no hay vida cristiana. Y si no hay vida cristiana, ¿dónde está la obra de Jesucristo?”.
Dependiendo de cada país, la búsqueda de vocaciones en la Legión ha cambiado en los últimos tiempos. En España, nos explica, “la Legión tiene en cada localidad dos padres responsables: uno para pequeños y otro para mayores”. De hecho tiene una visión clara de dónde llegarán vocaciones a la Legión de Cristo y a la vida consagrada en el Movimiento: “lo normal es que procederán de nuestra propia gente, de aquellos en donde nosotros estamos ayudando a desarrollarse espiritualmente, es decir del Regnum Christi”.
“La forma de trabajar es que cada uno llegue a su plenitud vocacional, y el CAV viene a apoyar en ese proceso –insiste-. Tiene que haber un cambio de actitud. Las vocaciones no vendrán de un vocacionero si no por la Familia Regnum Christi que irradia una visión positiva de la vocación al sacerdocio y la vida consagrada, y se esfuerza por acompañar a cada chico o chica a su plenitud vocacional”.
Fuente: Lo+RC