El P. Sebastián Rodríguez, es diácono legionario de Cristo que recibirá la ordenación sacerdotal el próximo mes de diciembre. El pasado 25 de septiembre, Jublieo de los Catequistas en el marco del Año de la Misericordia, tuvo la oportunidad de ayudar en la misa con el Papa Francisco.
El P. Sebastián tiene una lista de distribución por correo electrónico donde cada diez días envía un resumen de los últimos discursos y palabras del Papa. Actualmente unas 1,500 personas reciben el resumen.
Recientemente narró su testimonio al portal de noticias regnumchristichile.cl:
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El domingo 25 de septiembre, para el jubileo de los catequistas, me eligieron para diaconar al Santo Padre. ¿Cómo surgió esto? Luego de mi ordenación diaconal, un amigo me dijo que, aprovechando que me iba a quedar a vivir en Roma, mandara un email al Vaticano para ofrecerme como diácono para alguna misa con el Papa.
Mandé el correo pidiendo diaconar la misa del beato José Luis Sánchez del Rio, Patrono del ECYD, pero me respondieron que para esa misa tenían todo listo desde hace más de 5 meses.
Respondí entonces que estaba disponible para cualquier otra misa antes de mi ordenación sacerdotal que será el 10 de diciembre.
En un mes tuve la sorpresa de recibir otro email que señalaba que el Santo Padre me invitaba a diaconar para el Jubileo de los Catequistas, el 25 de septiembre.
Nos citaron a un ensayo el 24 y vi que habían otros tres diáconos -dos de los cuales fueron elegidos diáconos asistentes (acompañan al Papa a su lado durante toda la Misa) – y a mí me eligieron -junto a un agustino- para ser diácono del altar (ayudar al Papa a partir del ofertorio).
El domingo nos citaron un poco más temprano para tener un ensayo previo. Luego entramos al altar donde el Papa se reviste.
Cuando el Papa entró saludó muy rápidamente a cada uno. Cuando llegó frente a mí le agradecí por todos los discursos que él hace y le dije que los leía todos y que cada diez días comparto una selección de ellos a más de 1500 personas.
Entonces, medio en broma, le pedí permiso de seguir haciendo el servicio. Se rió, y me dijo sigue así. Luego le comenté que en diciembre próximo seremos ordenados sacerdotes unos 36 legionarios de Cristo, a lo que me dijo: «Sean buenos, sean buenos».
Fueron de 20 a 30 segundos los que pude hablar con él, y le estoy muy agradecido a Dios por la oportunidad.
Luego comenzó la celebración eucarística. Entré acompañando el evangeliario y nos fuimos a nuestros lugares para iniciar la Santa Misa. En el ofertorio pude ayudar de manera muy cercana al Papa, llevando primero hacia el altar el cáliz que usaría el Santo Padre, y luego preparándole el cáliz, con el vino y el agua.
En fin, la sensación de estar tan cerca del representante de Cristo en la tierra, es algo muy especial, tengo mucho que agradecer a Dios.
Además, por esto de los discursos, le he agarrado un cariño especial y me dio mucha alegría poderlo servir, al saber cuánto él hace por mí y por la Iglesia.
Sin duda fue un gran regalo de Dios y una renovación para seguir amando más a Dios, a la Iglesia, a las personas necesitadas y a buscar la santidad que es a lo que todos estamos llamados.