Jornada de amistad, oración y comunión entre el Comité General del Regnum Christi y el Consejo General de los Focolares, sobre la actualización de los Carsimas ante los desafíos de los tiempos y sobre la evangelización de la cultura.
El pasado 26 de noviembre, se reunió el Comité General de Regnum Christi con el Consejo General de los Focolares para una jornada de oración y comunión y para analizar juntos la vivencia de los respectivos carismas ante los desafíos de los tiempos y sobre la evangelización de la cultura.
“La actualización del propio Carisma” – dijeron los representantes de Regnum Christi y de los Focolares después del encuentro entre Movimientos y Nuevas Comunidades en Paray Le Monial (Francia), el pasado mes de febrero – “es una tarea necesaria, esencial. Un compromiso para poder responder a los desafíos de la contemporaneidad”. Luego el diálogo se extendió hasta abarcar la urgencia de identificar nuevos y más eficaces acercamientos a la cultura, que hoy vive un continuo cambio. Ambos Movimientos han advertido estas inquietudes con tal intensidad, que resultó necesario fijar una entera jornada para estar juntos y compartir las propias experiencias y pedir juntos una especial protección del Espíritu para identificar las justas direcciones a tomar.
Las intenciones que condujeron al encuentro del 26 de noviembre en Rocca di Papa (Roma), entre 22 representantes de Regnum Christi y 29 de los Focolares, no eran por tanto ni el estudio de nuevas estrategias, ni la intervención de expertos. Simplemente el deseo de un intercambio entre hermanos, una comunión de corazón a corazón en la sinodalidad, porque más nos abrimos los unos a los otros, más se intensifica la presencia del Espíritu. Una comunión hecha de oración, diálogos fraternos, comunicaciones, también éstas ofrecidas como un don. A Mons. Vincenzo Zani, Secretario de la Congregación para la Educación Católica, se le confió la ponencia principal. Él, haciendo referencia a los textos del magisterio, trazó una trayectoria de evangelización de la cultura basada en la “mística de la fraternidad” (cf. E.G.) y en la fuerza transformadora de los carismas. “Su coesencialidad con el carisma petrino” – explicó – “los vuelve capaces de consolidar la invitación de la Iglesia a una visión positiva de la cultura, ya que la gracia supone la cultura” (E.G.115).
Otros puntos-luz fueron las dos intervenciones sobre la actualización del Carisma. Jesús Morán copresidente de los Focolares, habló de “fidelidad creativa”: “El Espíritu es siempre novedad y sigue haciendo historia”. Es necesario estar perfectamente arraigados en la tradición, insistió Morán, pero “hay que estarlo en el hoy”. Jorge López, miembro del Comité General y Responsable general de los laicos consagrados de Regnum Christi, recordó que “el sujeto autorizado a la actualización del Carisma es la Iglesia. Y nosotros lo estamos en cuanto somos Iglesia”. Luego confió que, “de forma paradójica, es precisamente nuestra pobreza la que nos vuelve más aptos para cumplir nuestra misión, según el modelo de la Virgen”.
Interesantes también las experiencias de evangelización de la cultura: cuatro proyectos – dos presentados por Regnum Christi y dos por los Focolares – que responden a desafíos cruciales del hoy en el ámbito de la educación. Dos los temas constantes: trabajar juntos poniéndose en red, y la relación entre cultura y vivencia. Plástica y eficaz la imagen presentada por Marta Rodriguez, directora del Instituto de la Mujer (Ateneo Pontificio Regina Apostolorum): “El puente entre Cristo Jesús y la cultura secularizada es el corazón de las personas. Tenemos que mirar a los demás desde el corazón de Cristo, ofreciendo a Dios nuestra vida”.
El diálogo continuó también durante el almuerzo, incrementando así el conocimiento fraterno. Al finalizar la tarde, un intercambio en plenaria. Nada preparado de antemano. Y tal vez justamente por esto, Alguien pudo tomar las riendas de la dirección, haciendo experimentar a los presentes esa “mística de la fraternidad” de la que habla el Papa Francisco en la Evangelii Gaudium. Expresándose de forma puntual, esencial y con total apertura, uno tras otro fueron al micrófono. En ese momento, incluso la función de cada uno resultaba iluminada por lo que el Espíritu había revelado hasta ese punto.
Era imposible distinguir quienes pertenecían al uno o al otro Movimiento. Probablemente era esto lo que experimentaban los primeros cristianos cuando decían que se habían sentido “un solo corazón y una sola alma” (At 2,42-48). Todo era de todos, con la gratitud y la alegría de una reciprocidad que destilaba Evangelio. Incluso las preguntas y los temores que se cernían en el ambiente (cómo educar en la era digital; cómo lograr mantener vivas identidad y misión; etc.) encontraban respuesta a medida que avanzaban las intervenciones. Salieron confiados y conscientes de que los carismas están hechos para la historia, por tanto, también en su evolución tecnológica, en un constante diálogo con el Eterno y totalmente abiertos a quienes no tienen fe y tienen distintas convicciones. “Juntos” es la condición esencial para “salir”, allá donde Dios querrá. Cada uno necesita del otro, dejándose sorprender por Él.