Ambientes seguros. Un concepto que resuena principalmente en el corazón de las familias y de las instituciones después de que se fueran descubriendo cómo niños en el mundo han sido abusados física, psicológica y sexualmente. ¿Qué piensa la Legión de Cristo sobre el tema de los ambientes seguros?
Creo que no solo nos hemos dado cuenta de que son muchos los niños en el mundo quienes han sufrido este tipo de abusos, sino que hoy tenemos una mejor comprensión del impacto y daño que generan en quienes los han sufrido y cómo el proceso para sanarlos es largo y muy duro. Su efecto en las víctimas es devastador. Este impacto es aún mayor cuando quien ha cometido el abuso es un sacerdote o religioso. Pues quien debería acercar a las personas a Dios, por el contrario con el abuso confunde, desilusiona, traiciona la confianza de la víctima, de sus familias y de la sociedad en general, mostrando un rostro equivocado de Dios y alejando a las almas de Él.
En la Legión hoy sabemos que los Ambientes Seguros tocan lo más profundo de nuestra misión y ministerio como sacerdotes, llamados a acercar a cada persona a Dios. Sabemos la inmensa necesidad de Cristo que tienen los jóvenes de hoy. Procurarles un ambiente seguro es una necesidad elemental.
Tenemos que reconocer que hay personas que en el pasado han sufrido abuso por parte de sacerdotes y religiosos de nuestra Congregación y no siempre supimos atenderlas bien. Sabemos que nada hay más contrario a nuestra responsabilidad de evangelizar que dañar la dignidad de las personas y que por lo tanto debemos vivir en una actitud de constante conversión, como pide el Papa Francisco, para comprometernos sinceramente en la protección de los menores y adultos vulnerables.
¿Qué se ha hecho durante este último período de gobierno para hacer de la prevención de abusos a menores y sobre la respuesta a las denuncias algo prioritario entre los miembros de la Legión de Cristo?
Desde la dirección general hemos impulsado la implementación de nuestros estándares de ambientes seguros que se dividen en tres grandes grupos: prevención, respuesta y supervisión.
Prevención porque no queremos que estos abusos se repitan en nuestra institución y hemos de poner en juego todos los medios a nuestro alcance pare evitarlo. Entre los medios que aplicamos está el proceso de selección al ingreso en nuestra Congregación, la formación humana, afectiva y psicosexual de nuestros religiosos, los códigos de conducta (recientemente actualizados) así como el cuidado y atención en la formación permanente de nuestros sacerdotes.
Respuesta porque queremos atender cualquier denuncia o queja. Sabemos que para una víctima este es el inicio de su proceso de sanación. Esto incluye no solo atender denuncias, sino ofrecer la atención pastoral necesaria para contribuir a la sanación de quien sufre un abuso.
Supervisión porque tenemos el deber de acompañar a los legionarios que han cometido faltas en este campo, ayudándoles a comprender su responsabilidad al exponerse a riesgos en este campo o por el daño causado, y evitar que lo sigan causando.
Todos los territorios (provincias), que no tienen una institución local que certifique el cumplimiento de estas políticas de ambientes seguros, están iniciando o están por iniciar auditorías externas, la mayoría por Praesidium Inc, institución de referencia en Estados Unidos, para evaluar la implementación de políticas de prevención de abusos y actuación rápida.
En junio de 2018, nuestro director general insistió a los directores territoriales y a los coordinadores territoriales de ambientes seguros en la importancia de concienciar e impulsar entre todos los legionarios una verdadera cultura de ambientes seguros.
En los países donde no se recibe una capacitación específica sobre el abuso sexual contra menores, pedida por los obispos o por el Estado, desde la dirección general, con el apoyo de instituciones como Reparare, un centro de investigación sobre abusos sexuales de la Universidad Anáhuac, hemos dado junto con ella capacitaciones a cerca de 300 legionarios.
Al inicio de 2019 hemos comunicado una actualización de nuestros estándares de ambientes seguros, fruto de una reflexión constante por mejorar nuestra prevención, respuesta y supervisión. En concreto, se ha pedido a cada gobierno territorial que ponga en marcha un canal independiente para denuncias, además del institucional. De este modo se quiere seguir facilitando el acercamiento de cualquier víctima. También comunicamos algunas líneas guías para la atención pastoral de víctimas y de quien denuncia un abuso sexual.
El Papa Francisco se está reuniendo con los presidentes de las conferencias episcopales a nivel mundial para analizar el tema de la prevención de abusos a menores y adultos vulnerables, pues es algo que implica a toda la Iglesia. Sin pretender hacer un análisis exhaustivo, ¿cómo ha visto la respuesta/participación de los legionarios sobre el tema de la prevención de abusos en los programas pastorales que dirigen?
Creo que la mayoría de los legionarios comprende el alcance del problema y la necesidad que todos tenemos de comprometernos para hacer de la Iglesia una casa segura. Existe un deseo sincero de escuchar y de aprender a trabajar juntos en la solución del problema. Esto ha requerido de cada legionario un trabajo arduo para seguir el cumplimiento y la documentación de los estándares de ambientes seguros, que requieren un cambio cultural para asegurar los medios de conocimiento, supervisión y preparación que hasta hace pocos años no eran comunes en la mayoría de los países del mundo tanto a nivel estatal como eclesial.
¿Por qué un padre de familia debe confiar en que un abuso no se va a producir en la Institución?
Para ser digno de confianza hay que comprometerse y cumplir. Y eso es lo que estamos haciendo: nos hemos comprometido con la prevención aplicando nuestra política de ambientes seguros, y acreditándolas a través de una certificadora independiente. Y con una respuesta rápida e inequívoca en el caso de que se produzca una denuncia. Eso significa que lo más importante es la prevención, que los abusos nunca ocurran. Si llegase a ocurrir un abuso, lo más importante es actuar con determinación, de forma inequívoca, adecuada y profesional. Acoger a la víctima con toda compasión, poner los hechos en manos de las autoridades competentes para su esclarecimiento y solicitar una auditoría externa que vaya asegurando que los pasos que damos son los adecuados.
Nunca podemos asegurar que algo así no va a suceder. Sí podemos comprometernos y poner todos los medios posibles para que sea lo más difícil posible, para que nadie que tenga esas pretensiones se sienta tranquilo en nuestras obras, para que cualquier ambiente educativo en manos de la Legión de Cristo sea un lugar en el que nadie con intención de abusar de un menor quiera estar. Y si en algún lugar sucede, se actuará con todas las consecuencias.
Si en alguna parte surge una seria acusación implicando a algún miembro de la Legión de Cristo, ¿qué sucede?
Lo primero es acoger y escuchar a quien denuncia, ofrecerle la ayuda y atención pastoral, psicológica y humana que necesita y que podemos darle en ese momento. También es necesario, según las leyes de los distintos países y la gravedad de cada caso, informar a las autoridades civiles y eclesiásticas competentes, a la vez que comunicar a quien ha sido acusado la denuncia contra él. Por prudencia se aplican medidas cautelares al acusado para evitar un mayor daño a la posible víctima u otras posibles víctimas, sin que esto quiera decir necesariamente que el acusado es culpable. Se busca así facilitar la investigación previa prevista por el Código de Derecho Canónico (can. 1717), siempre en conformidad con las leyes civiles respecto a estos procesos. Ha de ser juzgado por la justicia civil, como cualquier ciudadano y, además, por la justicia eclesiástica -por el hecho de ser un religioso-.
¿Qué perspectivas hay para el 2019 en el tema de los ambientes seguros?
Quisiéramos lograr que todos nuestros territorios reciban por parte de una agencia externa e independiente la acreditación de que cumplen los estándares de ambientes seguros. En donde ya lo hemos logrado, como en España y Estados Unidos, este proceso de certificación nos ha ayudado a aplicar con mayor seriedad y profesionalidad nuestras políticas. Lograrlo es un trabajo arduo y que a lo largo del año exigirá dedicación de todos los implicados para cumplirlo.
Además, seguiremos analizando el mejor modo de responder y acercarnos a quienes, antes de la aprobación de nuestras políticas de ambientes seguros en 2015, han sufrido abuso por parte de alguno de nuestros religiosos.
Acogeremos también lo que la Iglesia nos indique como fruto de las reuniones del Papa con los presidentes de las conferencias episcopales y los representantes de los superiores mayores para hacer las adecuaciones a nuestros procedimientos si fuera necesario.
Si alguien quiere hacer una denuncia por abuso, o quiere contar algo relacionado con este tipo de hechos, ¿a quién debe acudir para ser escuchado?
En cada país donde los legionarios trabajamos existe un canal de denuncia que incluye los correos y números telefónicos. Está publicado en nuestras páginas web. Dentro de unos meses, cada territorio añadirá a ese canal un nuevo canal de denuncia gestionado por una entidad independiente con el fin de facilitar el camino a quien necesite ser escuchado y atendido.
Tenemos además disponible un correo en la dirección general: childprotection@legionaries.org
La historia reciente de los Legionarios de Cristo ha sido gravemente afectada por el descubrimiento de la doble vida del fundador. ¿De qué manera este conocimiento y experiencia afectan la manera en que la Legión trata el tema del abuso sexual hoy en día? ¿Ve Ud. una responsabilidad especial?
Tenemos una gran responsabilidad. Vivimos en primera persona la tragedia e inmenso dolor que el abuso sexual causa no sólo a la víctima sino también a todos los demás que están afectados de algún modo por el actuar del abusador. El testimonio de los supervivientes de los abusos de menores es muy elocuente, y nos ayuda a no tomarnos a la ligera el compromiso de que esto no vuelva a suceder. Pedir perdón a una víctima, como hemos hecho y seguiremos haciendo, exige comprometerse con ella para que esta historia no se repita.
No podemos dejar de aprender de nuestra historia y por tanto de seguir en un camino de constante conversión y exigencia. Ha requerido de nosotros empeñarnos en el campo de ambientes seguros de diversos modos ya desde hace años, como he comentado anteriormente, aplicando unas políticas exigentes de prevención y respuesta. Tenemos el reto de lograr convertirlas en una verdadera cultura de protección del menor.
Los estudios científicos actuales en varios países muestran que el abuso sexual dentro de la Iglesia católica tiene causas sistémicas. El mismo Papa Francisco habló del problema del «clericalismo». Según su experiencia, ¿cuáles son las razones tan sistémicas que uno tiene que enfrentar? ¿Qué es entonces importante en términos de prevención desde una perspectiva sistémica?
El temor al escándalo junto con el temor de “qué pasa si…” ha estado presente, y quizás hemos olvidado que la verdad, como nos enseña el Señor en el Evangelio, nos hará libres. En este sentido, nos ha iluminado el trabajo que hizo el P. Benjamín Clariond para su tesis doctoral en el que precisamente reitera la importancia del compromiso con la verdad por encima de cualquier consideración de carácter reputacional. Creo que su investigación, que incluye un apartado sobre el influjo negativo del clericalismo en la credibilidad de la Iglesia, puede dar orientaciones válidas para saber cómo actuar cuando se tienen que enfrentar situaciones horribles como puede ser un abuso.
También en nuestra historia ha estado presente el paternalismo hacia quien incurrió en estos actos, que no le ha ayudado a asumir su responsabilidad y comprender el daño causado. Esto ha sido amplificado a veces por el sentir de algunos religiosos de poseer derechos especiales sobre los demás fieles por el mero hecho de ser sacerdotes, en vez de verlo como lo que es, un servicio a los demás.
A nivel personal, creo que debemos recordar que, aunque somos sacerdotes, no dejamos de ser hombres, por lo que debemos aprender a escucharnos a nosotros mismos, detectar nuestras fragilidades y atenderlas adecuadamente.
Sobre cada uno de estos puntos hemos trabajado y seguiremos trabajando para seguir enfrentando el cambio cultural necesario.
Se espera que la Iglesia implemente medidas de prevención efectivas. ¿Cómo prepara Ud. a los seminaristas de la Congregación durante su formación para ser futuros sacerdotes? ¿Afecta esto a la imagen del sacerdote que transmiten los formadores?
Hemos buscado con mayor empeño que la formación humana de los futuros sacerdotes sea más integral y profunda, basada en un mejor conocimiento de sí mismos y en la libertad interior que les permita actuar coherentemente. Estos elementos son esenciales para ver quién es apto para el sacerdocio. Estos mismos requisitos se han puesto en nuestros estándares de acreditación para asegurar su cumplimiento que es nuestra responsabilidad de cara a toda la Iglesia.
Pero es que, además, la protección del menor es un presupuesto esencial de nuestro ministerio. Debemos educar en la escucha para saber salir al paso y acoger a cualquier persona que pueda estar en peligro de sufrir un abuso. Creo que las generaciones de seminaristas de hoy tienen el reto de ser sacerdotes más santos y preparados, y creo con fundamento que están comprometidos con llegar a serlo.