Del 11 al 14 de marzo, el P. Carlos Skertchly, LC, dirigió unos ejercicios espirituales a los sacerdotes de la diócesis de Viana en el Estado de Maranhão, Brasil, bajo el tema: “VOCACIÓN (discípulo e instrumento); MISIÓN (apóstol y misionero); SANTIDAD (santo, intercesor, médico)».
Para los 35 participantes fueron días de un «Encuentro con Dios, Padre de misericordia», que con amor nos viene a recordar el llamado a conocer, amar y seguir a Cristo. El predicador propuso “redescubrir la propia vocación como sacerdotes, ministros de ese amor y misericordia del Padre. Y para suplicar con fe: Señor de la mies y pastor del rebaño, haz resonar en nuestros oídos tu fuerte y suave invitación: ¡Ven y sígueme!».
El clero de Viana cuenta también con 8 sacerdotes que recibieron su formación en el Pontificio Colegio Internacional Maria Mater Ecclesiae de Roma y en el Seminario Maria Mater Ecclesiae de Sao Paulo.
Se propuso a los participantes aprender cómo es sencilla la Palabra de Dios, cómo es el amor con que Él acoge a los pecadores arrepentidos, y cómo es consolador abandonarse confiadamente a Él. Proponiendo como ejemplos, entre otros: Pedro, Pablo, Francisco de Asís, Anchieta, Teresa de Calcuta, Juan Pablo II…
Con María, Madre del silencio, que conserva el misterio de Dios, se buscó:
1) Redescubrir la inquietud y ardor misioneros, tan propios de un sacerdote de Cristo, y meditando su misión, tener una nueva experiencia de Pentecostés: «Espíritu de santidad, soplo divino que agita el universo, ven y renueva la faz de la tierra. Suscita, en nosotros sacerdotes, el deseo de la unidad plena, para ser, en el mundo, signo e instrumento eficaz, de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano. ¡Ven, Espíritu de amor y de paz! Espíritu de comunión, alma y sostenimiento de la Iglesia, haz que la riqueza de carismas y ministerios contribuya a la unidad del Cuerpo de Cristo …”
2) Sentirse «capacitados para llegar a ser totalmente discípulos y misioneros». Discípulos del Señor Jesucristo, Camino, Verdad y Vida, rostro humano de Dios y rostro divino del hombre y misioneros que esperan que Él venga al encuentro para guiar los pasos, y así seguirlo y amarlo en la comunión de la Iglesia, celebrando y viviendo el don de la Eucaristía, cargando la propia cruz, urgidos por el envío a evangelizar. Discípulos y misioneros que quieren remar mar adentro, para que nuestros pueblos tengan en Cristo vida abundante, y construyan con solidaridad la fraternidad y la paz.
3) Un retiro, finalmente, para que el clero de Viana redescubriera la santidad como un llamado de Dios. Santidad como camino que nos ayuda a recordar que aunque somos pecadores, somos ministros de la misericordia de Dios. «Sabemos, por eso, que la búsqueda de la santidad puede recomenzar siempre a través del arrepentimiento y del perdón. Sin embargo, sentimos también la necesidad de pedirlo individualmente, como sacerdotes, en nombre de todos los sacerdotes y de todos los sacerdotes «(Congregación para el Clero, el sacerdote ministro de la Misericordia Divina, 9 de marzo de 2011).