El número 371 de la Ratio Institutionis de la Legión de Cristo (Christus Vita Vestra) menciona que «el compromiso por la formación debe comprender la vida entera de todos los miembros de la Congregación, sin reducirse al periodo inicial», y, citando la Exhortación Apostólica Vita Consecrata, recuerda que la formación es permanente porque «la persona consagrada no podrá jamás suponer que ha completado la gestación de aquel hombre nuevo que experimenta dentro de sí, ni de poseer en cada circunstancia de la vida los mismos sentimientos de Cristo» (VC 69).
Uno de los medios que se ofrece a los legionarios para que puedan seguir trabajando en plasmar la imagen de Cristo en sus almas, y al mismo tiempo crecer en su formación integral, es un momento de estudios después de la ordenación sacerdotal.
Al final del último curso académico (2018-2019), fueron 11 los sacerdotes que concluyeron con éxito sus estudios, obteniendo la licenciatura en teología. Entre los graduados, 10 realizaron sus estudios en el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum (5 enfocados en la teología dogmática y 5 en teología moral) y 1 padre estudió la licencia en teología del matrimonio y la familia en el Instituto Juan Pablo II de la Universidad Lateranense.
Al preguntar cómo evaluaba la posibilidad de estudiar una licenciatura o doctorado viviendo en la comunidad de sacerdotes estudiantes de Roma, el P. Esteban Castell, LC, comentó que el período de estudios, ya como sacerdote, es «una inversión para el bien de la Iglesia y de las almas, además de ser un tiempo de reencuentro con nuestra propia consagración y nuestro sacerdocio legionario».
Por su parte, el P. Álvaro García, LC mencionó que «es imprescindible encontrar el ambiente adecuado. Un ambiente de fraternidad y amistad sacerdotal que propicie la auténtica renovación personal y que, al mismo tiempo, favorezca la posibilidad de dedicarse a los estudios con responsabilidad», y añadió: «Para mí, venir a Roma a estudiar, además de obtener la licencia en teología, significa haber encontrado un modo muy concreto y valioso de aplicar lo que me pide la Ratio Institutionis sobre la formación permanente (cf. CVV 864-871)». Una formación que implica el aspecto académico, pero que abarca también todos los aspectos necesarios para una completa renovación.
«Si bien hemos podido titularnos con una licenciatura, nos vamos con las manos llenas de tantos otros dones que hemos podido recibir al estar cerca del Papa en el corazón de la Iglesia. También porque estos años hemos podido disfrutar de tiempos de calidad para estar con Cristo y seguir profundizando en nuestra relación con Él», comentó el P. Francisco Javier Romano, LC.