Por José Pablo Poblete, LC
«Para afrontar con confianza el futuro, hemos de dirigir nuestra mirada a Jesucristo, Señor de la historia, Buen Pastor, que ha estado con nosotros en los valles oscuros (cf. Sal 23,4), y nos invita a continuar en el mundo su obra redentora en esta nueva etapa misionera de la Legión»¹.
Así nos exhorta el Capítulo General a vivir esta nueva etapa, ¡y qué desafío en medio a una pandemia mundial que nos obliga a quedarnos físicamente en casa! Me imagino que de todos nace un asombro, lleno de fe, al contemplar qué misteriosa es la situación mundial en la que estamos envueltos.
Tenemos que ser conscientes que gracias a la acción del Espíritu Santo la iniciativa no ha sido una palabra ajena a tantos miembros del Regnum Christi en todo el mundo. Las misas a través de diferentes plataformas abundan en internet, existe la posibilidad de seguir cursos de formación, encuentros con Cristo, Horas eucarísticas o rezar el rosario con gente de otras ciudades y secciones. Sigamos, tal vez con mayor insistencia durante la Semana Santa, siendo puentes de la misericordia y de la gracia de Dios. Cada uno en el lugar donde la Providencia le pide, sea hablando frente a las cámaras o intercediendo por los frutos de todas estas iniciativas que tanto bien hacen y que llevan el mensaje de Cristo a todas las periferias del mundo.
Debemos reconocer humildemente que Dios tiene planos curiosos, y tantas veces no son iguales a nuestra manera de disponer las cosas. Que la Semana Santa del 2020 no tuviese megamisiones probablemente no era lo que estaba como primera idea en el tintero de nuestra programación anual.
Pero tenemos la certeza que Dios siempre se hace presente de un modo diferente a lo “normal” o a lo “esperado”, como fue en la Anunciación y luego en la cruz. A Cristo le gusta sorprendernos, y por lo general solo se entiende plenamente el presente cuando luego en el futuro se mira hacia atrás y se ve la mano de la Providencia que ha guiado el arado por medio de los surcos. Ojalá que durante este tiempo una vez más el Padre escuche, esta vez de la boca de cada legionario, la frase que respondió María a Gabriel fiat mihi secundum verbum tuum.
Esta Semana Santa viene a ser una gran oportunidad para imitar a Cristo, y para crecer en la irradiación de Él a través de nuestra vida.
Durante el Jueves Santo podremos mostrar al mundo como somos todos un solo cuerpo en la Iglesia. No será en la misa crismal, pero sí en la oración común en torno al gran regalo de la Eucaristía. Probablemente para no pocos será la comunión espiritual más fructífera que realicen en su vida al ver que la voluntad intenta alcanzar lo que físicamente no se puede este año.
El Viernes Santo será un momento para cargar la cruz con Jesús. La cruz de tantos enfermos, de tanta gente que vive en soledad, de tantas personas que viven sin esperanza los momentos de temor y angustia. Cargar la cruz, identificarse con ella, y porque no amarla un poco más viendo como Cristo está allí caminando con cada uno de nosotros.
El Sábado Santo será un día para acompañar la confianza teologal de María que no desespera frente al silencio y al miedo de los discípulos. De alguna manera ese sábado fue semejante al periodo que vivimos con la pandemia actual. ¿Cómo quiere María que lo vivamos?
El Domingo de Pascua será la posibilidad de gritar en los cuatro vientos de nuestras comunidades y de las redes de internet, que Cristo resucitó y que su vida es nuestra vida y nuestra verdadera esperanza.
Hemos de mirar a Cristo, en el viento a favor y en el temporal. Ánimo y confianza, que Cristo nos puso en este momento de la historia para que demos testimonio de su amor. Que sea una Santa Semana Santa.
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1. Capítulo General ordinario de los Legionarios de Cristo, Comunicado capitular, 2 de marzo del 2020, n.118.