El Cardenal Arzobispo de Madrid, don Carlos Osoro, ha ordenado diácono a Ignacio Rubio Hípola, LC, el 15 de julio, en la parroquia de Santa María de Caná, en Pozuelo de Alarcón. El purpurado madrileño en su homilía ofreció varios consejos al nuevo diácono de los Legionarios de Cristo, explicando que su ministerio debe ser “una vida al servicio de los demás”; donde sus palabras “deben ser lo que tú vives”; donde, como “consagrado por el Señor desde el principio, (…) tu forma de servir ha de ser como en la Última Cena: lavando los pies a los demás”; y donde la medida es la medida de Cristo: “Amaos como yo os he amado”.
A la ordenación, con un aforo limitado debido a las restricciones generadas el COVID-19, acudió la familia de Ignacio, vinculada al Renum Christi desde sus inicios en Madrid, y una nutrida representación de la familia Regnum Christi: sacerdotes legionarios de Cristo de toda España, consagradas, laicos consagrados y laicos. Entre ellos, estuvieron el director territorial saliente de los Legionarios de Cristo, el P. Carlos Zancajo, y el entrante, el P. Javier Cereceda. También el P. Valentin Gögele, LC, director territorial de la congregación en Europa Occidental y Central, territorio al que ha sido destinado el P. Ignacio Rubio, junto a una delegación de consagradas y laicos de Alemania con los que el P. Ignacio compartirá misión. También amigos de Roma y Betty Rivera, nueva directora territorial de las consagradas del Regnum Christi en España recién llegada de Filipinas.
“No estás aquí por casualidad”
El Cardenal Osoro recordó en su homilía que “todos somos miembros de la Iglesia, de una Iglesia fundada por nuestro Señor Jesucristo. No estamos aquí por nuestra cuenta, no estamos aquí por casualidad”. Y la realidad es que “el Señor se ha valido de muchas circunstancias para hacernos partícipes de ser miembros de su pueblo. Un pueblo que tiene una misión en el que hay personas como Ignacio, que el Señor lo elige desde siempre y para servir, para ponerse al servicio de los demás, para olvidarse de sí mismo”.
El regalo de servir a los demás
“Antes de ser presbítero -le explicó el Cardenal Osoro al nuevo diácono- el Señor te regala este diaconado para que sepas que tu vida es servicio, tu vida es una alfombra para los demás, no hagas de tu vida una elevación y ponte al servicio de todos los hombres”. Un periodo de diaconado que concluirá el 24 de abril de 2021, en Roma, cuando sea ordenado sacerdote junto al resto de diáconos legionarios que se ordenen durante este año.
El P. Ignacio Rubio, el Regnum Christi y la parroquia de Caná
Al final de la ceremonia, el párroco de Santa María de Caná, don Jesús Higueras, también tomó la palabra para explicar que le pareció “muy providencial que se ordene aquí Ignacio, ya que Javier (su padre), hace 25 años, que celebramos justo ahora, se presentó y se puso a disposición de la diócesis y curiosamente es el ingeniero que firmó el proyecto para que esta comunidad parroquial pudiera funcionar”. Y continuó: “Yo recuerdo que pedí a Dios que bendijera a tu familia. Pues ya se ve que la ha bendecido con esta vocación tan maravillosa”.
Una relación que el propio P. Ignacio comentaba días antes de su ordenación: “Estoy supercontento y agradecido de que pueda ser la ordenación en la parroquia de Santa María de Caná”. “Esta parroquia tiene mucho, mucho que ver con mi vocación porque es la parroquia de mi familia desde que se inauguró hace ahora 25 años, y yo empecé de monaguillo con don Jesús Higueras, el párroco, con 4 o 5 años…”.
Respecto a la vinculación con de Santa María de Caná y el Regnum Christi, el párroco agradeció “la presencia durante estos años y la comunión que ha habido entre esta parroquia y los Legionarios de Cristo, las consagradas…con todo el Regnum Christi: ya que hemos interactuado y hemos trabajado muchas veces. (…) Hay una perfecta sintonía y comunión”.
“Que el Señor dirija mi vida”
Para el P. Ignacio Rubio, este momento es un “darle al Señor la batuta para que dirija mi vida para el servicio de los demás. Que tome posesión de mí para poder servir. Es como el final de un camino de preparación en el que te das cuenta de que nunca vas a estar preparado, pero que Dios va a ser fiel. Él me sigue eligiendo cada día y yo también le elijo a Él. La fidelidad del Señor estos años es garantía de que en Él puedo confiar, y de que puedo poner en sus manos a las personas a las que Él ponga en mi vida para servirles”.