Nuevas formas de acompañamiento vocacional de los Legionarios de Cristo
En los últimos años en Europa, los Legionarios de Cristo han contado con tres noviciados: Alemania, Italia y España, pero desde el Otoño 2021, los tres centros se unificarán en un solo y tendrá como sede la ciudad de Madrid. Además, implementando nuevos criterios de formación, la Congregación se abre a nuevas formas de acompañamiento, como el postulantado, un periodo de discernimiento de varios meses y que será previo al noviciado. Para abordar estos cambios, hemos hablado con varios responsables de la formación sacerdotal y religiosa de los legionarios como el P. Gerardo Flores, LC, responsable de los Centros Vocacionales y los Noviciados en el gobierno general, el P. Konstantin Ballestrem, LC, hasta ahora formador de novicios en Alemania, el P. Sylvester Heereman, LC, responsable de la promoción vocacional en Alemania, y el P. Nikolaus Klemeyer, LC, próximo instructor de novicios en Madrid.
Cercanía a la familia Regnum Christi y sus apostolados
El P. Gerardo nos explica que esta decisión de unificar los tres noviciados europeos tiene como objeto “ofrecer a los jóvenes que piden su admisión al noviciado una comunidad más numerosa que contribuya al ambiente formativo que los novicios necesitan en esta primera y crucial etapa de formación”. Además “nos dará la posibilidad de ofrecerles el acompañamiento de un equipo capacitado de formadores, en un noviciado que por su cercanía a la ciudad de Madrid, pueda darles la experiencia de toda la familia Regnum Christi”, puesto que en esta localidad hay grupos de jóvenes y adultos, así como diferentes obras de apostolado, colegios y una universidad.
Llevar un ambiente de universalidad al noviciado
El nuevo instructor de novicios de Madrid será el P. Nikolaus Klemeyer, LC. En su dedicación sacerdotal ha vivido una gran variedad de experiencias apostólicas y culturales, incluidos varios años en el noviciado en Alemania y en el de España, además de trabajo con universitarios en México. Por su experiencia señala que espera “poder encender en estos jóvenes el deseo por encontrar felicidad y realización en la hermosura de la vocación legionaria”. Para él, la unificación de los tres noviciados le remite a la “renovación y evangelización en Europa, continente proclamado por San Juan Pablo II como tierra de misión, destacan por su sentido eclesiástico y apertura a la diversidad de culturas que habitan en la Iglesia Católica”.
En esta sociedad globalizada, “los jóvenes se sienten cada vez más parte de todo el mundo que de un país concreto. Llevar este ambiente de catolicidad al noviciado, algo que forma parte esencial de la vocación al Regnum Christi y de la Legión, creo que puede ser una gran aportación a la formación y también a la promoción vocacional”.
Y en este contexto, el P. Nikolaus apunta que “me ha sorprendido positivamente en México la ilusión que los jóvenes tienen de no conformarse con lamentos sobre el mundo y sus cambios constantes”. Y en concreto destaca que “hay un deseo de entrar en diálogo para ofrecer un camino de felicidad auténtica y realización profunda en la vida. Una vocación religiosa y sacerdotal va en cierto sentido, a partir de la invitación de Dios, canalizando este deseo en un camino concreto. Sigue siendo sumamente presente entre los jóvenes la atracción a una vida entregada a Dios de manera ‘radical’ y en comunidad, que quiere dedicarse a llevar el mensaje de Cristo al mundo”.
Cambios en el proceso formativo de los Legionarios de Cristo
Esta unificación de los noviciados no es la única novedad. En breve se implantará un periodo que durará unos nueve meses llamado postulantado. A él hace referencia el P. Konstantin Ballestrem, LC, el cual ha sido formador de novicios en Alemania durante 11 años, y comparte una razón que se aprende desde la experiencia y el pasar del tiempo: “En los 25 años transcurridos desde mi propia formación, muchas cosas han cambiado, incluso en la cultura de nuestra sociedad que da forma a los jóvenes. Por ejemplo, los jóvenes tardan más en considerar si realmente quieren unirse a una congregación, si quieren vincularse para siempre a los tres consejos evangélicos o si pueden permanecer fieles. Ese es un punto que ha surgido una y otra vez”. En los jóvenes actuales, además, hay “áreas en la psique y en el corazón que aún no han madurado o curado”.
A ello se suma que en la propia congregación “hemos cambiado mucho en la formación de los sacerdotes en los últimos años”. Y concreta el P. Konstantin: “Sobre todo, se ha vuelto más personal. Sus métodos han sido revisados, lo que positivamente requiere una mayor diferenciación del maestro de novicios, pero lo que también se ha vuelto más arduo a nivel humano”. Y como ejemplo señala que “la atención se centra en la propia convicción, que debe generar buenos y profundos hábitos y seguir alimentándolos, en todos los ámbitos de la vida religiosa y sacerdotal”.
Una experiencia más amplia antes del noviciado
A todo ello se une que el candidatado de los Legionarios de Cristo, el curso previo al ingreso noviciado, “ha sido tradicionalmente muy corto con dos meses, mientras que el noviciado dura dos años”. Este disparidad en los tiempos le lleva a reflexionar acerca de vivir “un tiempo anterior a ese en el que los jóvenes puedan vivir en una comunidad de apostolado, por ejemplo”. Los jóvenes deberían “tener una experiencia de vida en una comunidad de apostolado de religiosos y sacerdotes directamente en una casa de apostolado, acompañarlos en el servicio pastoral y la vida de oración y saborear así la vida religiosa”. Y junto a esta experiencia, los jóvenes podrán tener “una vida regular de oración, recibir orientación espiritual y ayuda para discernir su vocación”. Durante este periodo, además, los jóvenes podrían continuar con sus estudios o bien trabajar en el apostolado. Es lo que se llama en la vida religiosa un tiempo de “postulantado”.
El P. Sylvester Heereman, LC, responsable de la pastoral vocacional en Alemania, ahonda en un aspecto medular: “Tenemos que seguir preguntándonos si estamos ayudando a los jóvenes a encontrar la profundidad y la libertad de una vida de discipulado con Jesucristo y a experimentar el compañerismo en la fe”. Hasta ahora, los legionarios de Cristo han ofrecido a los jóvenes que se planteaban la vocación sacerdotal un trabajo pastoral con ellos, también existe el seminario menor y la posibilidad de ser colaborador en alguna obra apostólica, “pero el paso hacia el noviciado es un hondo punto de inflexión. El novicio vive un estilo de vida completamente nuevo para el que hay que prepararse progresivamente por un lado y que, por otro lado, no se corresponde del todo con la vida posterior como sacerdote, que es muy activa e implica mucha cooperación con las consagradas y laicos”. Por el contrario, lejos de esa experiencia apostólica, “un noviciado -continua el P. Sylvester-, es más monástico porque debería permitir una experiencia en el desierto que realmente ponga a prueba la vocación”.
El postulantado
Retomando la idea del postulantado, el P. Sylvester explica que este “será un período de unos nueve meses, durante el cual los interesados podrán vivir, por ejemplo, en una de nuestras comunidades apostólicas, para que puedan participar en una comunidad activa y experimentar la vida real de un legionario de Cristo, lo que podría ser el ‘resultado final del entrenamiento’, por así decirlo”. Los jóvenes aún vivirán como laicos, sin disciplina religiosa y sin renunciar al contacto regular con el propio entorno. Ciertamente, “el postulado tendrá forma propia, con más tiempos de oración, participación en el apostolado, tiempo para estudiar temas vocacionales, experiencias especiales como viajes pastorales, conocer las comunidades de otros países, porque somos internacionales. Por supuesto, el apoyo regular también juega un papel importante al abordar la cuestión del nombramiento”. Pasada esta experiencia, los jóvenes “pueden entrar al noviciado con buenos cimientos y seguridad interior”.
Que el seguimiento de Cristo vuelva a ser atractivo para los jóvenes es una cuestión que afecta a todos los cristianos: “Sólo en este ambiente, la invitación del Señor puede ser reconocida, valorada y elegida libremente como don a una forma especial de seguimiento en la vida consagrada y, si Dios así lo quiere, en el servicio sacerdotal”, concluye el P. Sylvester.
Se puede leer aquí una entrevista a los padres Konstantin Ballestrem, LC y Sylvester Heereman, LC sobre los nuevos caminos de acompañamiento para las vocaciones.