El sábado 27 de agosto, en la Basílica de Guadalupe, Mons. Víctor Sánchez Espinoza, arzobispo de Puebla, ordenó sacerdote a Rafael Torres Mena LC, originario de Guanajuato, y también ordenó a dos diáconos, Carlos Valenzuela, LC, de Veracruz y Miguel Agustín Esponda, LC, de la Ciudad de México.
Más de 50 sacerdotes legionarios de Cristo concelebraron en la ceremonia ante amigos y familiares que pudieron regresar a la Basílica, luego de las restricciones por la pandemia. Estuvieron presentes el P. Alberto Simán, LC, director territorial de México y Centroamérica, y el P. Carlos Gutiérrez, LC, director territorial del Norte de México, así como alumnos de los centros vocacionales, Consagradas del Regnum Christi, Laicos Consagrados del Regnum Christi, laicos del Regnum Christi, familiares y amigos de los ordenados.
Mons. Víctor Sánchez les pidió seguir con fidelidad el llamado a sus vocación: “El sacerdocio y el diaconado son un regalo de Dios, porque Él llama a los que elige, los prepara y los envía como apóstoles. Cristo los llamó para que con alegría perenne, transmitan el Evangelio y sirvan a todas las personas con humildad y así sean reconocidos. Vivan con fidelidad el celibato, no dividan su corazón para que sólo esté lleno de Dios. Permanezcan unidos a su obispo, apoyándolo en lo que se necesite, tengan el ejemplo del Buen Pastor que viene a servir a todas personas”.
Al terminar la celebración, el P. Alberto Simán, LC, agradeció el apoyo de las familias de los jóvenes ordenados, de sus formadores y compañeros. Agradeció a Mons. Víctor por presidir las ordenaciones y su cercanía pastoral. Asimismo, el P. Alberto pidió a todos los presentes hacer oración por los jóvenes y por todas las vocaciones: ”Decirle sí a Dios es un don y una gracia. Él sigue llamando a muchos jóvenes. Pidamos a Dios la gracia de que sean generosos para poderle decir con valentía ‘sí Señor, aquí estoy’”, finalizó.
“La única cosa que le pedí a Dios, nuestro Señor, en el momento que estaba postrado, fue que siempre me hiciera instrumento de la misericordia de Dios” P. Rafael Torres, LC