Han participado unos 170 apostólicos y precandidatos de los Centros Vocacionales de Monterrey, León, Ciudad de México y Colombia.
Para posibilitar el conocimiento entre los apostólicos y precandidatos de nuestras diferentes Centros Vocacionales en México, del 31 de octubre al 4 de noviembre se ha tenido en el Centro Vocacional de la Ciudad de México un Encuentro en el que han participado unos 170 apostólicos y precandidatos de los Centros Vocacionales de Monterrey, León y la sede que les acogía. También se han sumado los apostólicos y precandidatos del Centro Vocacional de Rionegro (Colombia). El lema del Encuentro fue “Nunca fue tan fácil ganarse el cielo”.
De izquierda a derecha: P. Víctor Zamora, L.C. (rector CV CDMX), P. Vinicius Thiedy Marques, L.C. (CV Monterrey), P. Daniel Villaseñor, L.C. (CV Colombia) y P. Jorge Reyes, L.C. (CV León).
Durante los días que duró el Encuentro los alumnos de nuestros Centros Vocacionales (seminarios menores) tuvieron momentos de competiciones deportivas y académicas así como espacios para la convivencia y, naturalmente, los sacramentos y la oración. En uno de los días del Encuentro todos participaron en una concelebración eucarística en la Basílica de Guadalupe.
Al final del Encuentro se anunció que el próximo tendrá lugar en Monterrey en el contexto de los 30 años de fundación de ese Centro Vocacional.
Los Centros Vocacionales de la Legión de Cristo son seminarios menores que ofrecen a los alumnos el acompañamiento para discernir una eventual llamada al sacerdocio en la congregación. De los seminarios menores habló el Concilio Vaticano II con las siguientes palabras: «En los Seminarios Menores, erigidos para cultivar las semillas de la vocación, los alumnos se han de preparar por una formación religiosa peculiar, sobre todo por una dirección espiritual conveniente, para seguir a Cristo Redentor con generosidad de alma y pureza de corazón. Su género de vida bajo la dirección paternal de los superiores con la oportuna cooperación de los padres, sea la que conviene a la edad, espíritu y evolución de los adolescentes y conforme en su totalidad a las normas de la sana psicología, sin olvidar la adecuada experiencia segura de las cosas humanas y la relación con la propia familia. Conviene que los estudios se organicen de modo que puedan continuarlos sin perjuicio en otras partes, si cambian de género de vida» (Concilio Vaticano II, Decreto Optatam Totius nº 3).