Ejercicios espirituales para sacerdotes diocesanos: Una ayuda para profundizar en la misión como ministros de Cristo
Del 11 al 15 de octubre, el Centro Sacertodal Logos organizó una tanda de ejercicios espirituales en silencio para sacerdotes diocesanos. Esta actividad se llevó a cabo en el Centro de Retiros Santa María de la Cascada, situado en Amecameca, Estado de México, a las faldas del volcán Iztaccíhuatl.
Asistieron 57 sacerdotes diocesanos provenientes de diversas diócesis: ocho de la Arquidiócesis de México, ocho de la Diócesis de Ciudad Juárez, siete de la Arquidiócesis de Monterrey, siete de la Arquidiócesis de Puebla, seis de la Arquidiócesis de Guadalajara, cinco de la Diócesis de Celaya, tres de la Arquidiócesis de Oaxaca, tres de la Arquidiócesis de San Luis Potosí, dos de la Arquidiócesis de Xalapa, dos de la Diócesis de Cuautitlán, dos de la Diócesis de Aguascalientes, uno de la Diócesis de Cuernavaca, uno de la Diócesis de Saltillo, uno de la Diócesis de Teotihuacán; así como uno de la Diócesis de Cartago, Costa Rica.
El predicador de los ejercicios espirituales fue el P. Roberto González, LC, quien ayudó al grupo a vivirlos a fondo y en silencio, en oración y reflexión. Previo a la misa conclusiva en la que los sacerdotes pudieron renovar sus promesas bautismales y sacerdotales, tuvieron una puesta en común.
En sus aportaciones, agradecieron la oportunidad de haber vivido esa experiencia de conversión y renovación. También varios de los sacerdotes hablaron de lo que habían significado los ejercicios espirituales de cara a un cambio de vida. Otros comentaron que nunca habían hecho unos ejercicios espirituales en silencio y con tal profundidad. Algunos compartieron haber descubierto en profundidad lo que significa ser sacerdote.
De manera especial, agradecieron al P. Roberto por su esfuerzo, maestría, unción y celo con el que dirigió la tanda de ejercicios. Asimismo, más de alguno invitó a todos en el grupo a promover los ejercicios espirituales que organiza el Centro sacerdotal Logos, para ayudar a sus hermanos en el sacerdocio a profundizar en su misión como ministros de Cristo.