La oficina de comunicación del Regnum Christi en México entrevistó recientemente al P. Jesús Cardier, LC, rector del Centro de Noviciado y Humanidades de la Legión de Cristo de Monterrey. Ofrecemos a continuación la entrevista.
Érika Mondragón (EM): Padre Cardier, nos podría explicar: ¿Qué es un Noviciado y quienes pertenecen a él?
P. Jesús Cardier, LC (PJC): El noviciado, con el que comienza la vida en una congregación religiosa, tiene como finalidad que los jóvenes que están discerniendo si ésta es su vocación puedan conocer mejor la vocación tal y como se vive en esa familia religiosa, que experimenten el modo de vida y su apostolado, que conformen la mente y el corazón con su espíritu y que puedan ser comprobadas su intención y su idoneidad (cf. Código de Derecho Canónico, 646). Pueden ingresar jóvenes que han terminado los estudios de bachillerato y han cumplido ya los 17 años. Lo normal es que den este paso después de un proceso de discernimiento vocacional y un período que en la Legión llamamos candidatado.
EM: ¿Qué importancia tiene esta etapa en la formación de un Legionario de Cristo?
PJC: El noviciado es un momento clave en la vida de legionario porque aquí es donde se busca conocer a Cristo personalmente para más amarlo y seguirlo y luego poder anunciarlo a los demás. Además, es un período en el que se ponen los fundamentos del edificio de la vida religiosa y sacerdotal: vida de oración, práctica de las virtudes, profundización en la fe, iniciación en el apostolado. La clave es el discernimiento para decidir libremente y por amor a Cristo y a la humanidad, a consagrar su vida a Dios por los votos de pobreza, castidad y obediencia. Los votos se hacen al concluir el noviciado.
EM: ¿Cuáles son los principales estudios en el Noviciado?
PJC: El noviciado no es propiamente un periodo de estudios como lo son las humanidades, filosofía y teología. Sin embargo, los novicios estudian materias como cristología, Sagrada Escritura, liturgia, espiritualidad cristiana y espiritualidad legionaria, los documentos del Concilio Vaticano II y otros más recientes sobre la vida religiosa. Además estudian latín y griego, para poder entrar en contacto con el Nuevo Testamento y los autores cristianos en sus lenguas originales. También hay clases de canto e introducción a la pastoral y al apostolado, con sus vertientes teórica y práctica.
EM: ¿Qué actividades apostólicas se realizan durante el noviciado?
PJC: Los novicios inician su actividad apostólica impartiendo catequesis; dando orientación a niños, adolescentes y jóvenes sobre sus deberes cristianos, responsabilidad como estudiantes y comportamiento en la familia; promoviendo también las vocaciones a la vida consagrada; evangelizando a través de misiones en zonas rurales. Además, durante un mes cada año se dedican al trabajo manual o agrícola, para experimentar de primera mano lo que las personas tienen que hacer para sacar adelante una familia y enriquecerse con el esfuerzo personal y en equipo. Desde hace años los novicios de Monterrey dedican ese mes a la reforestación de áreas boscosas. Ahí se da sobre todo el apostolado del testimonio y el cuidado por la creación, que tanto nos ha insistido el Papa Francisco.
EM: ¿Cuáles son los principales valores que la Legión de Cristo forma en los jóvenes que ingresan al Noviciado?
PJC: Queremos ofrecer a los novicios las herramientas y el acompañamiento para lograr ser hombres maduros, íntegros, que son también buenos cristianos y quieren ser apóstoles de Jesucristo como religiosos y sacerdotes. Entre los valores principales pienso en los siguientes: darle a Dios el primer lugar en la vida, vivir para servir a los demás a ejemplo de Jesucristo, la coherencia de vida, la rectitud de conciencia, una personalidad madura y armónica, la reciedumbre de voluntad, la capacidad de establecer relaciones profundas con los demás, el amor a la Iglesia y al Papa.
EM: ¿Qué mensaje les daría a jóvenes que sienten que Dios podría estarles invitando a ser legionarios?
PJC: El mismo que dio el Papa Benedicto XVI en su homilía el 24 de abril de 2005: “Quien deja entrar a Cristo no pierde nada, nada, absolutamente nada de lo que hace la vida libre, bella y grande. ¡No! Sólo con esta amistad se abren las puertas a la vida…Así, hoy, yo quisiera, con gran fuerza y convicción, a partir de la larga vida personal, decir a todos vosotros, queridos jóvenes: ¡No tengáis miedo de Cristo! Él no quita nada y lo da todo. Quien se da a Él, recibe el ciento por uno. Sí, abrid, abrid de par en par las puertas a Cristo, y encontraréis la verdadera vida”.
EM: Si un joven quiere conocer mejor a los Legionarios y discernir su vocación, ¿qué puede hacer?
PJC: Lo primero es rezar y pedirle a Jesucristo que le dé luz para descubrir su voluntad. La Virgen también es una gran aliada en este proceso de discernimiento. Yo creo que el consejo que Jesucristo dio a sus discípulos es el más sabio: “Venid y veréis”. Si quiere sacarse la espina si ésta puede ser su vocación, que venga a visitarnos, que vaya a alguna comunidad legionaria para estar con ellos, ver, preguntar todo lo que quiera, y empezar un camino. Esto mismo lo aplicaría, no sólo a quien tiene inquietud por ser legionario, sino también si está pensando en otra congregación religiosa o en el seminario diocesano. La oración y el conocimiento personal son clave. Ayuda mucho también pedir consejo a un buen director espiritual o confesor.
EM: ¿Cómo termina el noviciado?
PJC: Después de los dos años del noviciado, los hermanos que sienten que éste es el llamado de Dios para ellos y quieren dar el paso, hacen los votos religiosos como legionarios de Cristo. Es una ceremonia muy emotiva, en la que cada uno dice su nombre y luego todos juntos hacen su consagración al Señor para ser sus apóstoles incansables. Muchas veces los acompañan sus familias. Es hermoso constatar la generosidad de los papás cuando Dios les pide un hijo para que sea todo suyo. Sí, es doloroso, pero al mismo tiempo llena de alegría y satisfacción verlos avanzar tras las huellas de Cristo. De ahí, sigue un camino de formación que les llevará por el estudio de las humanidades clásicas, la filosofía y la teología, para luego llegar al sacerdocio. Así, se enriquecen cultural y humanamente, creciendo en el aprecio por la belleza y los valores humanos que han quedado plasmados en la literatura y en el arte a lo largo de la historia. Además, se capacitan para la predicación y tienen talleres para ayudarlos a escribir para poder transmitir de manera eficaz el Evangelio. Además, con la cercanía de los formadores, cada hermano va poniendo en práctica lo aprendido en el noviciado y también dedica tiempo al aprendizaje del arte del apostolado para poder servir mejor a los hombres y mujeres de hoy como Legionarios de Cristo.
EM: ¿Cómo puede ayudar uno a los novicios legionarios?
PJC: Lo primero es la oración por ellos. San Juan Pablo II no se cansaba de recordar lo importante que es que la comunidad cristiana sostenga con su oración las vocaciones, que las promueva, las aliente. También hay personas que colaboran económicamente para ayudar a cubrir los gastos de formación y manutención de los hermanos. Les estamos sumamente agradecidos y encomendamos sus intenciones en la misa, porque con mucha generosidad y a veces incluso con sacrificios, nos apoyan para que nunca nos falten sacerdotes, que son las manos que nos traen a Cristo.
EM: ¿Algún mensaje conclusivo?
PJC: El pasado mes de diciembre se ordenaron 44 sacerdotes legionarios en Roma. Algunos de ellos son exalumnos de nuestro noviciado de Monterrey. Quiero darles las gracias a ellos por haber dicho “sí” a Jesucristo, a sus familias, y también a todos los que los han acompañado con su oración y apoyo, porque gracias a todos ellos hoy son sacerdotes del Señor.
EM: En esas ordenaciones hubo 16 mexicanos, ¿quiénes hicieron el noviciado en Monterrey?
PJC: Hicieron su noviciado en Monterrey los padres Víctor Zamora, Fernando de Souza, Gabriel Arenas, Jorge Reyes, Joao Petroski y Jorge Enrique Mújica.