«El Espíritu Santo los ha enviado para ayudar»
Ciudad de México, México, 2 de julio de 2016. El Card. Norberto Rivera Carrera, Arzobispo primado de México, ordenó diáconos a siete legionarios de Cristo en la antigua Basílica de Guadalupe.
Los nuevos diáconos son Pablo Solís Aguirre, Francisco Javier Delgado, Carlos A. Castañeda, Francisco J. Iñarritu, César Hernández, Alfredo Hernández y Eduardo Favila Alba. Serán ordenados sacerdotes el 10 de diciembre en la Basílica de San Juan de Letrán en Roma.
Acompañaron a los nuevos diáconos en la celebración sus familiares y amigos, sacerdotes legionarios y del clero diocesano, y miembros del Movimiento Regnum Christi. El P. Ricardo Sada, L.C., director territorial de la Legión de Cristo para México y Centroamérica agradeció a las familias de los nuevos diáconos con las siguientes palabras:
«Quiero agradecer también y felicitar a las familias de los ya diáconos. Agradecerles por su generosidad y por haber sido instrumentos de Dios para que este milagro se haya podido dar y ellos hayan podido recibir las órdenes sagradas en su primer escalón… ¡Que bueno es Dios! ¡Cuántos momentos de duda, de miedos, de la tristeza por sentir la ausencia del hijo, del hermano, del amigo! ¡Cuántos momentos cobran sentido hoy! Y un sentido tan especial. Ahora son elegidos de Dios y les ha regalado el don inmenso de la orden sacerdotal».
Durante su homilía el Cardenal Rivera dijo a los nuevos diáconos: «El diaconado es un don con el que la Iglesia de Dios se fortalece… El ministerio de Cristo es un solo ministerio, en el diaconado se acentúa el servicio a la comunidad, el servicio a los más pobres. Recuerden que sólo la palabra de Cristo transforma el corazón del hombre. Sólo la palabra de Cristo permanece para siempre. Sólo la palabra de Dios, hace fecundas todas las cosas… Cuando tengan que servir a los más pobres, sepan que para eso recibieron al Espíritu Santo. Muchas veces ese servicio es difícil, es ignorado. Muchas veces ese servicio no tiene colaboración de quienes tienen que prestarla. Pero ustedes, jóvenes diáconos, deben permanecer, sabiendo que es el Espíritu Santo el que los ha enviado a ayudar a los demás».
Algunos de estos jóvenes ordenados encontraron su vocación sacerdotal luego de haber finalizado una carrera universitaria, algunos ya cuando tenían un empleo. Otros lo descubrieron desde niños, ingresando a un centro vocacional. Dos de los nuevos diáconos fueron voluntarios durante un año trabajando al servicio de los demás en apostolados del Regnum Christi en el programa de colaboradores.
¿Qué es un diácono?
De acuerdo al Catecismo de la Iglesia Católica, el ministerio eclesiástico, instituido por Dios, está ejercido en diversos órdenes que ya desde antiguo reciben los nombres de obispos, presbíteros y diáconos» (Lumen Gentium 28). La doctrina católica, expresada en la liturgia, el magisterio y la práctica constante de la Iglesia, reconocen que existen tres grados de participación ministerial en el sacerdocio de Cristo: el episcopado, el presbiterado y el diaconado. Corresponde a los diáconos, entre otras cosas, asistir al Obispo y a los presbíteros en la celebración de los divinos misterios.
Los diáconos participan de una manera especial en la misión y la gracia de Cristo. El sacramento del Orden los marcó con un sello (carácter) que nadie puede hacer desaparecer y que los configura con Cristo que se hizo servidor de todos. Corresponde a los diáconos asistir al obispo y a los presbíteros en la celebración de los divinos misterios. Especialmente la Eucaristía y en la distribución de la misma. Asistir a la celebración del matrimonio y bendecirlo. Proclamar el evangelio y predicar, presidir las exequias y entregarse a los diversos servicios de la caridad.