«No se me formula ni la tentación de otro modo de existir para servir a Dios y a las personas que siendo sacerdote»
El P. Angel Llorente, LC, acaba de celebrar 50 años de ordenación sacerdotal. Nació en Sanchidrián, provincia de Ávila, el 8 de septiembre de 1942. Con doce años ingresó en la Apostólica de Ontaneda, cuando el rector de entonces era el P. José María Escribano, LC, el primer sacerdote ordenado en la Legión de Cristo. Después hizo su noviciado en Salamanca, y en Roma sus estudios de filosofía y teología. El 26 de noviembre de 1969 fue ordenado sacerdote. Desde entonces, el P. Ángel Llorente, LC ha estado destinado en México, Madrid, Valencia, Chile, Brasil… y actualmente en la Universidad Francisco de Vitoria. Desde su conocida sencillez y dedicación a los demás, ha respondido para Lo+RC unas preguntas entre las que nos cuenta, por ejemplo, que con el correr de los años, “y teniendo una esperanza cierta, se vuelve uno más seguro, más sencillo y, por supuesto, más misericordioso, y hasta con ganas de ver a Dios”.
¿Pensó alguna vez que llegaría este día en el que cumpliría 50 años como sacerdote?
P. Ángel Llorente, LC: Pensarlo sí, pero sin ninguna trascendencia. Lo que he pensado siempre es en morir siendo sacerdote y Legionario de Cristo. Esto no está en negociación.
¿Con qué se quedaría de estos 50 años?
Por supuesto, me quedo con Jesucristo. La experiencia con Él a mi lado ha sido muy hermosa, muy consoladora, muy edificante y muy estimuladora.
¿Si volviera a nacer querría ser sacerdote?
Sí, sí. A veces me lo preguntan y a veces me lo cuestiono yo mismo. No se me formula ni la tentación de otro modo de existir para servir a Dios y a las personas.
Cuando uno lleva 50 años siendo un “Alter Christus”: ¿cómo es su relación con Dios?
Mi relación con Dios es muy espontanea; es como el respirar. A veces cuesta respirar por algún catarro o gripe, pero se sigue respirando porque es cuestión vital. Yo creo que debe ser muy difícil, complicado, pobre, sin referencias válidas… vivir sin Dios.
¿Se vuelve uno más misericordioso? ¿Qué evoluciona en un sacerdote después estos años?
Dice san Pablo que “la esperanza no defrauda”, y teniendo una esperanza cierta, se vuelve uno más seguro, más sencillo y, por supuesto, más misericordioso, y hasta con ganas de ver a Dios.
¿Qué le diría a un joven que está en discernimiento sobre su vocación al sacerdocio o a la vida consagrada?
Que piense bien. Que discierna bien. ¿Qué significa discernir bien? Colocar en el pensamiento todos los elementos pensables: el don de la existencia, la maravilla que es el plan eterno de Dios; el tener la oportunidad de identificarte con su plan de redención; la renuncias y las ganancias… Por Él, con Él y en Él.
Padre, entre sus destinos Madrid y Valencia, ¿por qué otros lugares le ha llevado Dios?
Mi primer destino sacerdotal fue la Escuela Apostólica de Tlalpan, en México; de ahí pasé a hacer gira vocacional en España, de donde salieron sacerdotes que hoy son directivos en la Congregación. Ejercí 3 años en Roma como capellán en La Salle. Pasé a la fundación de Valencia en el año 1977, y del 88 al 93 ejercí en Madrid animando el ECYD. En el 93 fui destinado a Chile y en el 2000, a Brasil. Volví a Chile en el 2010 hasta el 2014 que llegué a España a la Universidad Francisco de Vitoria.
De todos estos años hay dos momentos que siempre resultan anecdóticos en su sacerdocio y no todo el mundo sabe…
Efectivamente, uno de ellos es que fui párroco en Roma durante todo el pontificado de un Papa, el de Juan Pablo I, con el que participé de casi todas sus audiencias públicas a las que iban los párrocos de Roma. Pero también la larga confesión, de tres horas, de uno que había participado en asesinatos y violaciones de menores… Pero sin mucho anecdotario, todo mi sacerdocio ha sido de encuentros individuales muy vivos. También ha sido muy vivo mi encuentro con Jesús y con la evidencia de que la Providencia gobernaba mi tiempo.
P. Ángel Llorente una última pregunta: ¿nos recomienda un libro o una canción que haya sido significativa en estos años?
Las Cartas de San Pablo; en ellas lees cosas como estas: “Si alguno está en Cristo, ese es nueva creatura”. “Nada hay condenable en aquellos que estamos en Cristo Jesús”.