«Que podamos servir a Dios y podamos servir adecuadamente al pueblo de Dios»
El domingo 5 de marzo de 2018 el Colegio Internacional de la Legión de Cristo en Roma fue centro de varias celebraciones. En primer lugar el fin de los ejercicios espirituales para sacerdotes del territorio de Italia, entre los cuales se encontraban parte de los miembros del gobierno general de la Legión de Cristo. Además todos los religiosos del centro renovaron sus votos de pobreza, castidad y obediencia, recordando su pertenencia a Dios. Otro motivo de celebración tuvo lugar con 15 religiosos de la comunidad de teología que recibieron el ministerio de acolitado, el cual les capacita oficialmente para el servicio del altar.
“El celo de Dios que, podemos decir, es el cuidado que tiene el Señor de lo que es suyo. Lo que le importa a Dios, lo que le pertenece. Somos de Dios, hay cosas que son de Dios y son sagradas y a Dios le importa, le importamos nosotros a Dios. El celo de Dios es parte del amor de Dios. Y entonces nos encontramos con Jesucristo en el Evangelio que llega al Templo y lo encuentra convertido en un mercado y «el celo por tu casa me devora». A veces nos sorprendemos de este pasaje pero es el fruto del amor, de que algo que es de Dios se ha convertido en algo que es del mundo y no puede servir a Dios y al dinero y no puede servir a Dios y a sí mismo” (De la homilía del P. Eduardo Robles-Gil, LC).
Los religiosos que recibieron el ministerio de acolitado son los siguientes: Diego Zanforlin (Italia), Marcin Prokopek (Polonia), László Erffa (Alemania), Kevin Gillis (Canadá), Wolfgang Dichgans (Alemania), Agustían Gómez (México), Rafael Pou (España), Ryan Carlin (Estados Unidos), Emmanuel Ortiz (México), René Gómez (México), Juan Pablo González (México), Camilo Palacio (Colombia), Christopher Gronotte (Estados Unidos), Leopoldo Elías Sayegh (Venezuela), Kramer Cameron (Canadá).
“Para que nosotros también tengamos el mismo amor a las cosas que son de Dios, a la liturgia que es de Dios, a los lugares de Dios pero sobre todo al Pueblo de Dios. Al Pueblo de Dios al que servimos y al que nos consagramos a servir. Que tengamos celo por nosotros mismos que somos de Dios, para que podamos servirle y podamos servir adecuadamente al pueblo que es de Dios y que necesita de nosotros el ser santos. Esto es lo que le pedimos al Señor ahora que vamos a renovar nuestra promesas. Él se preocupa de nosotros porque le importamos” (Palabras del P. Eduardo al concluir la ceremonia).