La Iglesia, con la institución de los seminarios menores, toma bajo su especial cuidado, discerniendo y acompañando, estos brotes de vocación germinados en los corazones de los muchachos. El Centro Vocacional, por ello, tiene como finalidad «ayudar a la maduración humana y cristiana al sacerdocio», en un ambiente de armonía con su edad y de auténtica libertad interior (CLC 61).

El noviciado, con el que comienza la vida en un instituto, tiene como finalidad que los novicios conozcan mejor la vocación divina tal como existe en el propio instituto, que experimenten el modo de vida de este, que conformen la mente yb el corazón con su espíritu y que puedan ser comprobados su intención y si idoneidad (Código de Derecho Canónico, 646).