«Formar apóstoles al servicio de la Iglesia para testimoniar el misterio de Cristo»
XXV Aniversario del Ateneo Pontificio Regina Apostolorum
El 25 de marzo, solemnidad de la Anunciación, se celebró la clausura del año jubilar por el XXV aniversario del Ateneo Pontificio Regina Apostolorum. La comunidad educativa se reunió en la capilla del Colegio Internacional Legionarios de Cristo en Roma para dar gracias a Dios en una concelebración eucarística presidida por el padre Eduardo Robles-Gil, L.C., gran canciller del Ateneo. Concelebraron varios sacerdotes, entre los que se contaban profesores y estudiantes del Ateneo, algunos sacerdotes invitados y algunos rectores de la Red internacional de las universidades de la Legión de Cristo y del Regnum Christi.
«Creemos firmemente que el Espíritu actúa en la Iglesia, que lleva a cabo la misión de «proclamar y establecer en todos los pueblos el Reino de Dios inaugurado por Jesucristo» (C 150). En esta gran historia de la salvación, en esta misión de la Iglesia, se colocan las universidades eclesiales, y con ellas y entre ellas, el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum. En esta grandiosa historia colocamos nuestros 25 años, nuestra pequeña historia humana, nuestra grandiosa historia humano-divina», dijo el padre Jesús Villagrasa, L.C., durante la homilía.
Con motivo del XXV aniversario de su fundación, el Ateneo ha preparado una Revista (en italiano) para «hacer una contribución a esta fiesta que involucra a todos los que han sido parte del pasado, son parte del presente y serán parte del futuro del Ateneo […]; contar los momentos representativos de una manera concisa, a través de la voz y la mirada de algunas personas que los han vivido: autoridades, profesores, estudiantes, empleados, ex alumnos», y cómo el Ateneo ha buscado «realizar acciones concretas y proyectos para cumplir su misión: formar apóstoles al servicio de la Iglesia para testimoniar el misterio de Cristo y crear, en plena comunión con el Magisterio de Iglesia, corrientes de pensamiento cristiano».
En la editorial se puede leer que «la Iglesia ha tratado de preservar el Evangelio intacto y vivo, de penetrarlo cada día más con la asistencia del Espíritu y transmitirlo a todo el mundo […]. Con respecto a la evangelización y la cultura, la Iglesia ha promovido con especial empeño las universidades y las facultades eclesiásticas, es decir, las instituciones académicas que estudian la revelación cristiana y las disciplinas que están relacionadas con ella y que, por lo tanto, están ligadas más estrechamente a su misión evangelizadora».
Promovido por la Legión de Cristo, y en línea con la misión de la Legión, el Ateneo concreta su propia misión «en la formación de apóstoles, líderes cristianos (clérigos y laicos) al servicio de la Iglesia para testimoniar el misterio de Cristo; y en crear, en plena comunión con el Magisterio de la Iglesia, corrientes de pensamiento que respondan a las cuestiones teóricas y existenciales del hombre e impregnen de espíritu evangélico la sociedad».
Para realizar esta misión cuenta con el aporte de la comunidad docente. En la revista se puede leer que «el grupo de profesores es y fue una de las columnas del Ateneo. Promoviendo el debate, el intercambio y el diálogo se comprometen a llevar a cabo la misión común. De hecho, todos se sienten parte integrante del proceso de crecimiento de los alumnos y promotores de las corrientes de pensamiento cristiano para el bien de la Iglesia y de la sociedad». La propuesta propuesta cultural del Ateneo es fruto de la confluencia de los diversos valores presentes en su ideario formativo, tales como búsqueda de la verdad y la sabiduría, la armonía entre fe y razón, el sentido eclesial y de misión, el diálogo con la cultura actual.
El profesorado se caracteriza por una internacionalidad enriquecida a lo largo de los años. «Esta composición internacional promueve la interculturalidad y es una fuente de enriquecimiento especial para los estudiantes que se confrontan con diferentes experiencias y formas de vivir la vida de la Iglesia […]. Actualmente, entre los estables, encargados, asistentes e invitados, tenemos 146 profesores (46 para teología, 33 para filosofía, 35 para bioética, 32 para ciencias religiosas) provenientes principalmente de Argentina, Brasil, Canadá, Chile, China, Colombia, Francia, Alemania, Inglaterra, Irlanda, Italia, México, España, Estados Unidos y Suiza».
Los estudiantes, por su parte, «están llamados a ser una parte activa del proceso académico, añadiendo a la formación especializada y rigurosa, una formación cultural general que les permita realizar una síntesis vital, cumpliendo el auténtico sentido de la universidad: capacitar al estudiante en todos los campos necesarios para continuar la búsqueda de la verdad y su significado a lo largo de la vida; sin perder jamás de vista el valor inestimable de la persona humana».
En 1993 el Ateneo comenzó con 319 alumnos inscritos. En el año académico 2017-2018, los estudiantes matriculados en las diferentes facultades (con sus respectivos bachilleratos, licencias, maestrías, doctorados) e institutos fueron 1493. Dado que provienen de diversas partes del mundo, es posible fomentar la interculturalidad: El Ateneo se concibe como «una comunidad internacional e intercultural insertada en el contexto de la catolicidad de la ciudad de Roma que promueve el conocimiento, la comprensión y la armonización de las diferentes culturas presentes en la institución» (Ideario formativo 18).
A este respecto, Suor Marta Dajana, comenta: «Conocer gente de nacionalidades y culturas diferentes enriqueció mi concepción del mundo. Entiendo que la diversidad no divide, sino que ofrece oportunidades positivas para el diálogo interdisciplinario y multicultural. También descubrí que las cuestiones bioéticas son transversales y afectan indiscriminadamente a todos y que, solo juntos, uniendo diferentes enfoques, podemos encontrar respuestas eficaces».
El Ateneo fue erigido canónicamente por la Congregación para la Educación Católica el 15 de septiembre de 1993, con las facultades de teología y filosofía. El 20 de julio de 1998, san Juan Pablo II le concedió el título de «Pontificio». El 3 de septiembre de 2004 se concedió el decreto de erección canónica definitivo. El 23 de abril de 1999 la Congregación para la Educación Católica también erigió el Instituto Superior de Ciencias Religiosas, vinculado a la facultad de teología, con el poder de conferir el grado académico de bachillerato (grado) y licencia (Máster) en ciencias religiosas. El 31 de diciembre del año 2000, en el contexto del LX aniversario de la fundación de los Legionarios de Cristo, el cardenal Angelo Sodano, secretario de estado de san Juan Pablo II, bendijo los edificios de la nueva sede del Ateneo en Via degli Aldobrandeschi, 190. El 21 de mayo de 2001 la Congregación para la Educación Católica aprobó y erigió la facultad de bioética para conferir los grados académicos de bachillerato, licencia y doctorado. El 13 de noviembre de 2002, el Seminario mayor de Trujillo (Perú) se afilió a la facultad de teología y El 2 de octubre de 2017, lo hizo el Seminario mayor Maria Mater Ecclesiae de Itapecerica da Serra (Brasil). A lo largo del tiempo, también se han erigido los algunos institutos para promover la investigación y la formación en algunos campos específicos: Instituto de Estudios Superiores sobre la Mujer, Instituto de Ética Éconómica y Social Fidelis, Instituto de Bioética y Derechos Humanos, y el Instituto de Ciencia y Fe.
Son muchos quienes han hecho posible el nacimiento y desarrollo del Ateneo, entre ellos se cuentan muchos benefactores que han creído en él y lo han apoyado. Pensando en ellos, el padre Thomas Montanaro, L.C., vicerrector de desarrollo institucional, comenta que «muchas personas hacen sacrificios para colaborar con nuestra comunidad, nuestra misión de formar apóstoles y evangelizar la cultura. Conversando con algunas de estas personas, he preguntado acerca de su motivación para dar apoyo a nuestra misión; Alguien me contestó que lo hace por una llamada del Espíritu Santo […]; otros por el amor a la Iglesia, otros porque confían en la formación que ofrece la congregación de los Legionarios de Cristo, otros para la evangelización de la cultura y para mejorar el mundo. Es realmente grato saber y experimentar que muchos de nuestros benefactores creen profundamente en nuestra misión, que llega a ser una misión común».
En el contexto de estos 25 años del Ateneo, el padre Jesús Villagrasa, L.C., comenta que «esperamos que este año jubilar sea una oportunidad para agradecer más intensamente al Señor por llamarnos a participar en su misión salvífica en el mundo universitario; examinar nuestra conciencia y nuestra forma de responder a la vocación universitaria; renovar nuestro compromiso y entusiasmo misionero; reavivar la fe en la presencia del Señor entre nosotros, la esperanza en el que no defrauda, y el amor a Dios que se hace caridad intelectual hacia el prójimo».