«Dios quiere que seamos esa llama que no se apaga» – Profesiones religiosas en Monterrey
«Consagrarme a Dios en la Legión de Cristo, dedicando mi vida al servicio de la Iglesia y del Papa», fue la respuesta de los religiosos Ernesto Delgado Macías y Juan Ignacio Uzcanga García el sábado 9 de marzo en la capilla del Noviciado de los Legionarios de Cristo en Monterrey, en la emisión de su profesión religiosa.
La ceremonia fue presidida por el P. Eduardo Robles-Gil, LC, director general de los Legión de Cristo y del Regnum Christi. Concelebraron el P. Paul Lara, LC, director territorial de Monterrey, así como los PP. Carlos Proal, Vicente Yanes, Felipe Rivas, Guillermo González y Rafael Kizimia LLCC., y también varios sacerdotes legionarios que ejercen su ministerio en Monterrey y en otras ciudades.
A la profesión asistieron familiares y amigos de los nuevos religiosos, apostólicos, novicios, consagradas y miembros del Regnum Christi.
Durante la homilía el P. Eduardo Robles-Gil, LC dijo a los presentes:
Queridos hermanos, hoy nos hemos reunido ante Dios nuestro Señor en el sagrario, para estar presentes en la celebración de sus votos y hemos encontrado en las escrituras lo que Dios piensa de esta ceremonia, lo que Dios piensa de este acto.
En primer lugar, nos encontramos uno de los prototipos de la llamada de Dios que hace al profeta Samuel: “que no se había apagado todavía la llama de Dios”.
Y esto es lo primero que yo quisiera considerar, Dios nuestro Señor en su corazón tiene esa llama de amor por todos los hombres, por cada uno de nosotros y no se apaga, de tal manera que en estos tiempos que vivimos sigue llamando a hombres y a mujeres a dedicarse a Él y a la Iglesia.
Debemos dedicarnos a Dios en la Legión de Cristo al servicio de la Iglesia. Esto es lo que hoy celebramos, que el amor de Dios nuestro Señor por su pueblo, por su Iglesia, por cada uno de nosotros como personas no se apaga.
El P. Eduardo finalizó diciendo:
Dios quiere que seamos esa llama de su amor que no se apaga, que se entrega incondicionalmente; y por eso dice san Pablo: el que quiera negarse tome su cruz, nadie tiene mayor valor que el que da la vida por sus amigos y en la cruz, Jesucristo se entrega hasta la última gota de su sangre por nosotros. Esto es lo que hoy estamos celebrando: el deseo, la voluntad de dos hermanos nuestros, don de Dios para la Legión y don de Dios para la Iglesia.
Cristo crucificado es el amor del religioso, del sacerdote, del hijo consagrado que entrega toda su vida por amor con la misma intensidad de Jesucristo, que dio su vida por la salvación de todos y esto es lo que vamos hoy a vivir con estos votos, la entrega de Jesucristo por nosotros, que se continúa en nosotros para la salvación del mundo.