El P. Manuel Cevallos, LC defendió su tesis doctoral en el Pontificio Instituto Oriental
El padre Manuel Cevallos, LC defendió su tesis doctoral el 30 de noviembre en el Pontificio Instituto Oriental. El título de su tesis fue «Notas sobre la eclesiología maronita precedente al gran sínodo de 1736: estudio a partir de algunos documentos significativos del siglo XVII». «Este sínodo fue la adaptación para los maronitas de todo lo estipulado en Trento; la tesis hace una reconstrucción histórico-teológica de la concepción eclesiológica de los maronitas originaria a partir del estudio y edición de documentos», comentó el padre Manuel.
«Decidí afrontar este tema porque tenía que especializarme en eclesiología de cara a la docencia (a partir de enero seré profesor de eclesiología en el Instituto de Estudios Superiores de Tamaulipas) y me pareció necesario conocer la eclesiología de oriente. Elegí los maronitas por ser una de las dos iglesias católicas orientales que no tienen contraparte ortodoxa y porque es la iglesia oriental más presente en México», dijo el padre Manuel. «La pluralidad de la Iglesia en su fundamental unidad en Cristo fue para mí la clave para comenzar a considerar el oriente Cristiano, y particularmente el oriente cristiano católico», añadió.
La tesis doctoral del padre Manuel se divide en una introducción general, una conceptualización histórica, dos partes y la conclusión. El padre Manuel comentaba durante su exposición que «la primera parte de la tesis consiste en la edición y traducción al español de los grupos de documentos de archivo elegidos para el estudio, cada uno de ellos acompañado por un análisis propio de los aspectos que se buscan poner de relieve durante el estudio». Comentó que los resultados de tal análisis se podían resumir en 5 puntos: la autoridad total o centralizada del patriarca sobre los maronitas; el ejercicio de los munera episcopales del patriarca maronita según su patrimonio consuetudinario propio; la no residencia de los obispos maronitas en sus diócesis; la autoconciencia de los patriarcas maronitas de ser los legítimos patriarcas católicos de oriente; la fidelidad de los maronitas a la unión con la sede de Roma que se manifestaba y se vivía en la fidelidad a sus propias tradiciones. El padre Manuel comentaba que los documentos más sobresalientes del estudio de esta primera parte fueron el memorial del patriarca Yūḥannā Maḫlūf, de 1625 y la carta del arcipresbítero Giovanni Hesronita, también de 1625.
«La segunda parte de la tesis, estructurada en cuatro capítulos, ofrece una visión más global de la auto comprensión eclesiológica de los maronitas, analizando en conjunto los aspectos más relevantes que surgen del análisis de cada documento», dijo el padre Manuel durante su intervención. «El primer capítulo trata sobre la centralidad de la autoridad patriarcal, elemento predominante en los contenidos de los documentos analizados, subrayando la necesidad que tenía la comunidad, surgida en torno al monasterio de Beyt Marūn, de auto proveerse de una figura que la comunidad pudiera reconocer como su representante autorizado, tanto ad intra como ad extra […] El segundo capítulo tiene como eje la relación entre el patriarca y los obispos, relación que a su vez nos revela aspectos notables de la estructura de la Iglesia maronita […] Teniendo en cuenta la estructura general de la Iglesia maronita antes del sínodo de 1736, el tercer y cuarto capítulo de la segunda parte consideran el puesto de los maronitas en la Iglesia católica», añadió el padre Manuel.
También comentó que durante el proceso de investigación lo más difícil fue «integrar dos metodologías muy diversas en una sola investigación: la histórico-exegética (llamada “historia de la mentalidad”) y la teológica».
El padre Manuel exponía que, como respuesta y recapitulación a su investigación, se pueden evidenciar los siguientes elementos: «el primero se puede enunciar así: “el modo de ser Iglesia” de los maronitas corresponde a una concepción, o más bien, a una matriz patriarcal monárquica […] El patriarca tiene la responsabilidad de conservar y hacer respetar el patrimonio consuetudinario de la Iglesia porque esto identifica a los maronitas como católicos antioquenos; la expresión de esta fe propio more manifiesta también su comunión con Roma. Para tutelar tal responsabilidad en las circunstancias de vida específica de los maronitas, el ejercicio de la autoridad del patriarca era monárquico, es decir, autónomo y totalmente centralizado; la colegialidad se hacía presente solo en la elección del patriarca. El segundo elemento lo representa la experiencia eclesial de los maronitas: se trata de una experiencia sui generis realizada en el particular modo del ejercicio de los munera episcopales del patriarca que se refleja en la estructura interna de la Iglesia maronita».
«Finalmente, esperamos que los rasgos de la eclesiología maronita precedente al sínodo de 1736 […] puedan abrir las puertas a nuevas propuestas para una eclesiología maronita más completa y orgánica. Espero haber contribuido a un mejor conocimiento de una Iglesia que durante siglos ha demostrado ser, en medio de las pruebas y las dificultades, hija fiel de la tradición antioquena y testigo de Cristo Señor», concluyó el padre Manuel.